Desde muy joven incursionó en la locución y laboró en radio La Voz del Río Tarqui, Cordillera, y Alfa Musical; cautivaba a sus oyentes preferentemente con programas juveniles, con las denominadas “complacencias musicales”. Recibió cursos de locución en diferentes ciudades del país y por su estilo muy peculiar fue contratado entre otras radioemisoras de Guayaquil, por la popular IFESA, para promocionar las recientes producciones discográficas de la época. El recuerdo de su voz y estilo han sido inimitables.